Un hombre de 43 años se sentará la próxima semana en el banquillo de la Audiencia Pronvincial de Barcelona, acusado de abusar sexualmente de la hija de su pareja, de tan solo 12 años. Este individuo, que ya fue condenado en 2012 a tres años de prisión por agresión sexual, se encuentra en situación irregular en España y sobre él pesa una orden de expulsión.
La Fiscalía solicita una pena de diez años de cárcel y otros ocho de libertad vigilada para el acusado. Según el Ministerio Público, este hombre, en su rol de padrastro, aprovechaba los momentos en que se quedaba solo con la menor en el domicilio familiar para realizarle tocamientos sin su consentimiento, ignorando sus súplicas.
Los hechos se remontan a 2019, cuando abusó de la niña por primera vez, pese a que ella le rogó que no lo hiciera y le expresó que lo veía «como a un padre». Tras el episodio, la menor, destrozada, se marchó llorando al colegio. Ese mismo año intentó repetir los abusos, pero la niña logró escapar de sus intentos.
En julio de 2020, la situación escaló gravemente. Aprovechando que la madre estaba trabajando, el acusado encerró a la menor en una habitación con pestillo, mientras sus tres hermanos pequeños, hijos biológicos del hombre, estaban en casa. La tiró sobre la cama, le arrancó la ropa y la inmovilizó.
Durante el abuso, le advirtió que si gritaba «sería peor». Cuando la niña le preguntó si pretendía violarla, él respondió con un bofetón y continuó con los abusos. Sus gritos alertaron a una de sus hermanas, de 8 años, quien llamó por teléfono a su madre, a su abuela y a una vecina para pedir ayuda.
Las mujeres llegaron al domicilio y, tras golpear la puerta hasta hacer ceder el pestillo, lograron entrar y rescatar a la menor. Además de la pena de cárcel, la Fiscalía pide que no se acerque a menos de 1.000 metros de la víctima y una multa de 4.320 euros por lesiones.
El Ministerio Público solicita que cumpla íntegramente la condena que se le imponga y, si accede al tercer grado o libertad condicional antes de tiempo, sea expulsado de España. Este caso, de extrema gravedad, ha conmocionado a la opinión pública por su crudeza.