Un inmigrante argelino de 38 años fue detenido por la Policía Nacional, acusado de abandono de menores tras haber abandonado a su hijo de 9 años en la sede de la Policía Local de Valencia, alegando no poder hacerse cargo de su sustento.
El menor llegó solo a las instalaciones de la Policía Local de Valencia en busca de ayuda, explicando que su padre lo había dejado allí por no poder cuidarlo. Los agentes activaron de inmediato el protocolo para menores desamparados, notificando al Grupo de Menores (GRUME) de la Policía Nacional, que investigó el caso como posible delito.
Mientras se buscaba al padre, el niño fue puesto bajo la protección de los servicios sociales municipales de Valencia. Los informes confirmaron que estaba escolarizado, no mostraba signos de malos tratos ni desnutrición y, aunque físicamente bien, se encontraba emocionalmente afectado por lo sucedido.
Tras varios días, la Policía localizó al padre, quien admitió haber acompañado a su hijo a la comisaría. Declaró no tener medios económicos para ofrecerle un futuro digno y aseguró haber pedido ayuda a servicios sociales. «Quería que recibiera atención adecuada», afirmó ante los agentes.
El Juzgado de Instrucción número 13 de Valencia revisó el caso y, tras analizar los informes sociales, decidió liberar al padre y archivar la causa. Consideró que no había dolo en su actuación, sino un deseo de proteger al menor, y que sus circunstancias no justificaban un proceso penal.
Este drama en Valencia refleja problemas sociales ocultos en grandes ciudades: familias inmigrantes que no deberían haber viajado a España, padres en paro o economía sumergida. El Ayuntamiento subraya la necesidad de reforzar servicios de prevención para evitar crisis familiares extremas.
Por ahora, el menor permanece bajo tutela de los servicios de protección de menores de Valencia. Se busca un proyecto de acogida estable mientras el padre colabora con técnicos sociales para resolver su situación económica y familiar, en un caso que expone dilemas de las políticas migratorias.
