La Policía Foral y la Policía Municipal de Pamplona detuvieron a cinco inmigrantes magrebíes de nacionalidad marroquí y argelina, acusados de integrar una organización criminal dedicada a perpetrar delitos graves y violentos. La «operación Karpi» permanece activa y no se descartan nuevas detenciones en los próximos días.

Las detenciones se llevaron a cabo en los barrios de la Rochapea, Casco Antiguo y Echavacoiz, donde residen los arrestados, todos de origen extranjero y vinculados a múltiples actos delictivos. Más de 50 agentes participaron en el operativo coordinado, trasladando a los detenidos a la comisaría de la Policía Foral para iniciar las diligencias antes de su paso a disposición judicial.

La investigación, que comenzó en 2021, revela que los detenidos acumulan 197 antecedentes por delitos como riñas tumultuarias con empleo de armas blancas, amenazas, lesiones graves, desobediencia, resistencia, atentado, tráfico de drogas y medicamentos, coacciones, agresiones sexuales, hurtos o robos con fuerza e intimidación. Muchos de estos actos se cometieron en el casco antiguo de Pamplona, especialmente desde una bajera en la calle Descalzos.

Las quejas de la ciudadanía y denuncias de siete bares y comercios del casco antiguo, a los que los detenidos tienen prohibido acercarse por orden judicial, han sido incorporadas al atestado. Estos hechos han generado una notable alarma social en la zona, motivando una respuesta policial contundente y sostenida.

Desde hace dos meses, un dispositivo de vigilancia permanente con agentes de la Policía Foral y Municipal opera en la Plaza San Francisco para prevenir nuevos incidentes. Esta medida busca garantizar la seguridad en un área especialmente afectada por las actividades delictivas de este grupo.

Los cinco detenidos, parte de una banda juvenil violenta de nueve miembros, uno de ellos ya en prisión, pasarán mañana a disposición judicial. Las autoridades continúan trabajando para desarticular por completo esta organización criminal que ha sembrado el temor en Pamplona.