La operación Cetil, iniciada en 2020, reveló la importancia de los puertos gallegos para las redes de cocaína sudamericanas y europeas. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil decomisó seis toneladas de droga y desarticuló una célula de la Mocro Maffia, de origen magrebí y con base en Países Bajos, que usaba las dársenas de Galicia y Valencia como entradas principales para sus cargamentos.

Cinco años después de las detenciones y registros, hoy comienza en la Audiencia Nacional el juicio contra 12 procesados por el Juzgado Central número 5. La Fiscalía Antidroga pide 13 años de cárcel para cada uno, destacando que los líderes residían en Países Bajos, pero se reunían en España, moviéndose por Vigo, Marín, Poio, Pontevedra y Orense, con su base en la Costa del Sol.

La magnitud de esta red queda patente en detalles investigativos. El principal responsable, identificado pero no detenido, se oculta en Dubái, refugio de la élite del narcotráfico. Según la UCO y el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de Galicia, la organización persistía en gestionar nuevos envíos desde Sudamérica, aliados con el clan del Golfo de Colombia, pese a continuas pérdidas.

Las tres incautaciones en Marín (663, 177 y 155 kilos) en noviembre de 2019 marcaron el inicio de las pesquisas, que se extendieron hasta 2020, sumando seis toneladas decomisadas en varios puertos. La Mocro Maffia, con contactos en España, aseguraba la recepción de la droga enviada por sus socios sudamericanos en los destinos portuarios elegidos con precisión.

El puerto de Vigo, clave por su tamaño y su rol como destino de fruta sudamericana desde hace cuatro años, también fue objetivo. En 2019, los acusados se alojaron en un hotel céntrico y exploraron una nave cerca del aeropuerto para almacenar contenedores con droga, pagando 2.500 euros como anticipo de un alquiler de 5.000.

Dos procesados, Maadouri y Van Den Berg, presionaron a sus contactos para importar más contenedores, preguntando sin reparos: «¿Tienes amigos en Vigo?». Desconocían que su tiempo en España estaba a punto de acabar. La red mostró su resiliencia al mantener la alianza con el clan del Golfo pese a las pérdidas.

La trama desmantelada en 2020 evidenció que las seis toneladas requisadas no afectaron su operativa ni su vínculo con el clan del Golfo. Las pérdidas, asumidas como parte del negocio, no mermaron las ganancias millonarias de los alijos que lograban pasar los controles en los puertos.