En el hotel ELE Andarax de Aguadulce, la convivencia de unos 200 inmigrantes africanos, alojados desde enero bajo la gestión de la oenegé Accem, sigue siendo conflictiva. Este establecimiento, ubicado en la calle Santa Fe, ha sido escenario de múltiples protestas y motines en lo que va de año, reflejando las dificultades de integración y las tensiones derivadas de una estancia que se prolonga más de lo previsto, especialmente entre grupos de senegaleses y malienses.

El último incidente ocurrió el 21 de mayo, pasadas las tres de la tarde, cuando un joven senegalés reaccionó con violencia al ser informado de su traslado a otro centro en la capital por una orden de expulsión. Según el atestado al que ha tenido acceso este medio, el inmigrante se encerró en su habitación y, junto a otros compañeros, amenazó a los trabajadores sociales de Accem, desencadenando una situación de riesgo que requirió la intervención de nueve patrullas de la Guardia Civil y Policía Local.

Durante la actuación, los agentes, con ayuda de un intérprete, intentaron que el joven recogiera sus pertenencias para el traslado, pero este se negó rotundamente. La tensión escaló cuando otros inmigrantes rodearon a los guardias civiles, insultándolos e increpándolos, lo que obligó a los agentes a refugiarse en la habitación con el insubordinado y solicitar refuerzos. A pesar de los intentos por calmar la situación, el joven no cedió y fue finalmente detenido.

Tras su arresto y traslado al puesto de la Guardia Civil de Roquetas para diligencias, los inmigrantes alojados continuaron alterando el orden, golpeando puertas, volcando papeleras y dañando el mobiliario del hotel. Los agentes protegieron a los trabajadores de Accem y al establecimiento. Este no es un caso aislado: en mayo, otro altercado a las dos del mediodía requirió tres patrullas, aunque sin detenciones, con demandas de «papeles y trabajo».

El primer incidente de 2023 tuvo lugar el 11 de enero, apenas iniciada la estancia de los inmigrantes llegados desde Canarias. Seis patrullas de la Guardia Civil y dos de la Policía Local intervinieron por quejas sobre la comida y la falta de wifi para contactar con familiares. Según fuentes de las dotaciones de Roquetas y de apoyo, hubo actitudes violentas, aunque se resolvió sin arrestos ni heridos, evitando una carga policial.

Estos episodios recuerdan protestas previas, como la del año pasado en el hotel Alegría de El Toyo, donde medio centenar de inmigrantes marcharon hasta la Comisaría de Almería exigiendo citas para asilo, ropa y dinero. En el hotel Andarax, los problemas de convivencia persisten, y en solo cinco meses se han registrado tres altercados significativos que evidencian las tensiones existentes.