Lo que prometía ser un regreso apacible tras unas vacaciones en Marruecos se transformó en un calvario para Oleguer, un ciudadano catalán de Barcelona. Este turista ha alzado la voz contra el trato recibido por las autoridades marroquíes al intentar cruzar la frontera hacia Ceuta, denunciando un episodio de abuso que marcó su viaje de vuelta a España.
El suceso tuvo lugar en la madrugada del viernes en el paso fronterizo de Ceuta. Oleguer viajaba en su autocaravana homologada, un vehículo con el que ha recorrido Marruecos en varias ocasiones sin incidentes previos. Sin embargo, esta vez su llegada al control de pasaportes desató una situación de tensión con los agentes marroquíes.
Al presentarse en el puesto fronterizo, un agente le indicó con hostilidad que su tipo de vehículo no podía cruzar por Ceuta, sino que debía dirigirse al puerto de Tánger, donde cuentan con escáneres especializados. «Me ordenaron ir a Tánger, pero yo tenía billete desde Ceuta, por donde entré. No tenía sentido y su tono fue agresivo», relata Oleguer.
A pesar de sus explicaciones, fue apartado y sometido a más de dos horas de registros por al menos cinco agentes, algunos uniformados y otros de civil. Inspeccionaron su autocaravana repetidamente con perros rastreadores, destornilladores y golpes, buscando compartimentos ocultos. La sospecha, según le indicaron, era que transportaba hachís.
«Sospechaban que llevaba droga en los paneles del vehículo. Les aseguré que no había nada y que colaboraría, pero no escucharon. Iban y venían sin explicaciones claras», explica Oleguer. Lo que más le indignó fue no poder presenciar de cerca las actuaciones dentro de su autocaravana, lo que generó aún más desconfianza en el proceso.
Al día siguiente, al inspeccionar su vehículo, descubrió daños significativos: marcas en el suelo, techo y revestimiento exterior, además de pinchazos en el aislante causados por destornilladores. «Les pedí que no destrozaran el camión, pero me ignoraron. Finalmente me dejaron pasar sin encontrar nada», afirma con frustración.

Ya en territorio español, la Guardia Civil realizó un control rutinario sin detectar anomalías. Oleguer, quien siempre había sentido una buena acogida en Marruecos, asegura que esta experiencia fue completamente distinta. «Me sentí vulnerable, sin poder defenderme ni saber qué hacían con mi vehículo», lamenta.

Ahora, el turista catalán considera presentar una denuncia formal ante la Guardia Civil por los daños y el trato recibido. Ha recopilado pruebas mediante fotografías y vídeos que planea adjuntar. Su objetivo es visibilizar esta situación y advertir a otros viajeros sobre posibles abusos en la frontera de Ceuta con Marruecos.
Organizaciones de derechos humanos han denunciado previamente actuaciones arbitrarias en puntos fronterizos como este, especialmente hacia extranjeros con vehículos poco convencionales. Estos informes coinciden con la experiencia de Oleguer, quien busca que su caso impulse medidas o al menos sirva de alerta.
Finalmente, Oleguer comparte un consejo para otros viajeros: «No pierdan de vista su vehículo durante los registros y, si es posible, no permitan inspecciones sin su presencia. Mi experiencia no debe repetirse. Espero que mi denuncia sirva para que las autoridades tomen cartas en el asunto», concluye con determinación.