Una mujer española de 85 años, que caminaba con ayuda de un andador tras salir de la iglesia, fue asaltada este sábado a las 20:15 horas en plena calle de Salamanca por un extranjero de 29 años, cuya verdadera nacionalidad no ha salido a la luz. El asaltante, armado con una navaja, le gritó: «Te voy a matar», mientras la palpaba en busca de objetos de valor.

Tras no encontrar nada encima de la víctima, el agresor registró también el andador. Levantó el asiento del mismo y le arrebató el teléfono móvil, el único medio que la anciana tenía para pedir auxilio. Todo esto mientras la amenazaba con la navaja, de hoja abierta y 18 centímetros de longitud.

Los gritos desesperados de la mujer alertaron a varios transeúntes, uno de los cuales se lanzó a perseguir al asaltante. El agresor, lejos de huir pacíficamente, blandió la navaja contra el testigo y más tarde contra los agentes de la Policía Nacional, que lograron detenerle tras una breve persecución.

Durante su traslado a un centro médico, el detenido profirió amenazas gravísimas. A uno de los policías le espetó: «Me he quedado con tu cara y tengo una bala para ti, me da lo mismo ir a la cárcel y salir dentro de 10 años», causando enorme tensión.

Ya ante el juez, el joven negó rotundamente ser el autor del asalto y afirmó que en realidad perseguía al verdadero ladrón. Sin embargo, todos los testigos lo identificaron como el autor directo. Fue detenido en el lugar de los hechos con la navaja en su poder y trasladado a comisaría.

Pasó el fin de semana en los calabozos de la calle Jardines y este lunes el juez decretó su ingreso en prisión comunicada y sin fianza. La Fiscalía solicitó esta medida por la extrema violencia de los hechos y la clara identificación por parte de testigos y agentes.

El magistrado considera que podría ser responsable de un delito de robo con intimidación —con penas de hasta cinco años— y de dos delitos de amenazas, con penas de hasta dos años cada uno. La brutalidad del ataque y la vulnerabilidad de la víctima agravan aún más el caso.

Este ataque cobarde a una anciana indefensa no solo revela una violencia desproporcionada e inhumana, sino que pone en evidencia el peligro real que sufren los más vulnerables. La rápida reacción ciudadana y policial evitó consecuencias aún más graves.