Abdou Ndiaye, conocido como 'Makelele', ha comenzado a disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios justo cuando se cumple una década del brutal homicidio de Sonia Meléndez Mitre, su expareja y jefa en la vinatería Sinatra, ubicada en la Ruta de los Vinos de Gijón. Este senegalés de 45 años, condenado a 14 años de prisión por homicidio con agravante de superioridad, cumple pena en la cárcel de Dueñas, en Palencia, donde coincidentemente también está preso su compatriota Papagore Ndoye, exmilitar juzgado recientemente por agredir a nueve policías en Gijón.
El cuerpo de Sonia Meléndez, una conocida hostelera, fue hallado sin vida el 16 de junio de 2015 en su domicilio de El Lauredal, Gijón. Sus familiares, alarmados por su falta de respuesta al teléfono, acudieron a su piso acompañados de 'Makelele'. Aunque la relación entre ambos había terminado poco antes, aún mantenían contacto. El hallazgo reveló una escena devastadora que conmocionó a su entorno más cercano.
La autopsia de Sonia mostró una violencia extrema: fue asfixiada y tenía siete costillas rotas. En público, 'Makelele' aparentaba estar afectado, ganándose la simpatía de amigos y clientes que lo veían educado y servicial. Sin embargo, en privado su carácter era controlador y agresivo. Sus contradicciones lo señalaron pronto como sospechoso para la Policía Nacional, que lo arrestó dos meses después gracias a pruebas como el posicionamiento de su móvil en la casa de la víctima.
Un jurado popular lo juzgó en la Audiencia Provincial dos años después, declarándolo culpable de asesinato. Durante el proceso, 'Makelele' negó los hechos y señaló a «unos gitanos gallegos que la tenían amenazada». Pese a ello, las pruebas fueron contundentes. Inicialmente condenado a 18 años, el TSJA elevó la pena a 20, pero el Tribunal Supremo la redujo a 14 años por homicidio con abuso de superioridad, descartando la agravante de género.
La sentencia final causó indignación entre los familiares de Sonia. El Supremo consideró que 'Makelele' no la mató por ser su pareja, sino por ser su jefa, una interpretación que generó controversia. Este fallo, que rebajó notablemente la condena, fue un duro golpe para quienes buscaban justicia por la muerte violenta de la hostelera, dejando un poso de frustración en su entorno.