En el barrio de Coll d’en Rabassa, en Mallorca, un edificio que antaño fue vivero de langostas y sede de Pescados Miró, una empresa mallorquina, hoy se encuentra en ruinas. Okupado por argelinos que llegaron ilegalmente, genera temor entre los vecinos, quienes evitan pasar por la zona para no enfrentarse a problemas.

Okdiario ha visitado el lugar para documentar esta preocupante realidad. Frente al edificio, situado en un camino con vistas privilegiadas a la bahía de Palma, transitan mayormente turistas rumbo a la playa y ciclistas, más que residentes locales, quienes prefieren mantenerse alejados del inmueble por seguridad.

El antiguo vivero de langostas / Okdiario

Ubicado cerca de una pequeña playa y del restaurante El Peñón, el edificio pertenece desde hace años a Demarcación de Costas, dependiente del Gobierno de España. Juana Ruiz, presidenta de la asociación de vecinos Ses Cases Noves, critica que el Ejecutivo de Pedro Sánchez «se ha desentendido totalmente del caso».

El deterioro del inmueble es evidente tras años de abandono y desidia institucional bajo el Gobierno de Sánchez. Lo que fue un símbolo de la actividad empresarial mallorquina ahora presenta una fachada ruinosa y ventanales destrozados, reflejando un estado de absoluta degradación.

Desde la calle, se observan las puertas de la terraza abiertas de par en par y enseres de los okupas esparcidos, como ropa y botellas de agua. El lugar, lejos de ser un espacio seguro, se ha convertido en un foco de inseguridad para los habitantes del entorno.

Una líder vecinal, que evita pasar cerca por miedo a agresiones o robos, denuncia: «Al Ministerio no les importa en absoluto que haya okupas». Juana Ruiz añade: «Antes la gente paseaba tranquila, pero ahora muchos dicen que evitan acercarse por si acaso».

Hace menos de un mes, los vecinos de Coll d’en Rabassa protestaron en las calles contra estos okupas magrebíes, acusándolos de delitos como atracos, palizas, amenazas y robos con violencia. La indignación comunitaria sigue latente ante la falta de soluciones.

A pesar de las protestas, el edificio permanece okupado ilegalmente. Ni la Policía ni el Gobierno han actuado para resolver el problema, dejando a los residentes sumidos en un clima de terror que afecta su día a día en el barrio.

Juana Ruiz, en declaraciones a Okdiario, lamenta la situación: «Imagínate cómo están las leyes, que ni la Policía ni nadie puede echarlos. Ahí está el problema, esta gente campa a sus anchas, sembrando miedo, incluso a plena luz del día».

VOX ha alzado la voz contra el abandono del antiguo vivero de langostas. El partido de Abascal calificó de «intolerable» la pasividad de Costas y exigió a Sánchez y a las autoridades competentes un desalojo inmediato y la expulsión de los inmigrantes ilegales reincidentes.