El flujo de inmigración ilegal hacia las islas Canarias no ha cesado en las últimas semanas, y las autoridades españolas han comenzado a notar cambios en el perfil de quienes llegan. Muchos de los inmigrantes que han llegado en el mes de octubre proceden de países como Pakistán, Irán, Siria o Afganistán, usando la Ruta Atlántica para entrar en Europa a través del archipiélago, lo que ha encendido las alarmas en las Fuerzas de Seguridad del Estado.
La Policía Nacional destaca que no solo preocupa la cantidad de personas que arriban a las islas, sino el origen y las características de esta inmigración. Según los agentes, los inmigrantes de estos países provienen de zonas consideradas de alto riesgo.
Este flujo incluye a inmigrantes que han hecho grandes inversiones para llegar a Europa y que, en algunos casos, sus pasaportes reflejan viajes previos a lugares con alta actividad de radicalización islámica. Esto hace que ciertos perfiles resulten más alarmantes y estén bajo la atención de las autoridades.
El camino que siguen muchos de estos inmigrantes empieza con vuelos hacia Senegal o Mauritania desde Turquía. En el Sahel obtienen visados temporales que les permiten quedarse hasta que logran conectar con traficantes que organizan travesías en cayucos hacia Canarias. Los agentes señalan que suelen contar con recursos económicos suficientes para financiar esta peligrosa travesía.
La Policía Nacional les realiza entrevistas y revisan cuidadosamente los pasaportes de los inmigrantes en cuanto llegan a Canarias y, recientemente, los documentos de algunos han mostrado visitas previas a países como Líbano, Libia, Egipto y Túnez, lo cual ha generado preocupación entre las autoridades para que ahora se mantengan en alerta por estos individuos.
Este control responde a la presencia de «signos de radicalización islámica» en algunos de los recién llegados desde Asia Occidental. La Policía Nacional confirma que esta vigilancia es una medida preventiva para evaluar posibles riesgos terroristas.