En el centro del barrio de La Guindalera, en el distrito Salamanca de Madrid, se palpa la preocupación. Desde hace semanas, los residentes de la calle Baviera miran con recelo las obras de rehabilitación del edificio situado en el número 9, un inmueble de diez plantas que en su día acogió un conocido centro de salud.
Este edificio se encuentra en plena transformación, supuestamente para convertirse en un albergue turístico. Sin embargo, un rumor inquietante recorre las calles: muchos vecinos sospechan que podría tratarse de un centro encubierto de acogida para inmigrantes, algo que consideran una posible «amenaza a la tranquilidad de la zona».
La inquietud no se centra solo en los permisos o la legalidad de la obra, sino en el impacto que su apertura podría tener en la convivencia de este barrio residencial. Los habitantes temen que la dinámica del entorno cambie drásticamente y piden respuestas claras sobre el destino final del edificio.
Una vecina, en declaraciones en el programa Espejo Público de Antena 3, expresó su frustración: «Aquí vivo, aquí lo padezco, aquí lo vamos a oler y aquí lo vamos a convivir». Sus palabras reflejan el sentir de muchos, que exigen conocer la verdad sobre lo que se esconde tras las obras de este local que tanto revuelo ha generado.
Algunos residentes han denunciado incidentes que alimentan sus temores. «Vi a dos chavales, uno ponía el pie, el otro se subía y aporreaba la puerta», relató la misma vecina, describiendo un episodio aislado, pero que ha reforzado la percepción de inseguridad que ya circula entre los habitantes del barrio.
La indignación crece con situaciones que, según denuncian, ya se viven en calles cercanas. Una madre, visiblemente afectada, confesó: «Tengo tres hijas, cada vez que pasamos por aquí, a las niñas les dicen: hoy llevas la falda baja, pero mañana no la vas a llevar…», un comentario que ha encendido las alarmas.
Esta frase ha generado especial preocupación entre los padres del barrio, que temen por la seguridad de los más pequeños. La incertidumbre sobre el uso del edificio y los incidentes reportados han avivado el temor a que la convivencia en La Guindalera se vea gravemente afectada por estos cambios.
Los vecinos insisten en que no están en contra de nadie, pero reclaman ser escuchados. Les molesta la falta de información oficial y sienten que las decisiones se toman sin su participación. Además, consideran que el barrio ya enfrenta sus propios retos y temen que la situación empeore con este proyecto.
Desde la administración, aún no hay confirmación oficial sobre el uso definitivo del edificio. Sin embargo, vecinos de la zona de Pacífico, vinculados a otros locales de Velvet, la empresa a cargo, advierten: «Son sintechos, gente con problemas de drogadicción, no tienen buena pinta y se escuchan por el barrio».
Estos residentes de Pacífico añaden que ya han vivido experiencias similares: «Antes de montar el hostel como tal, tenían gente durmiendo de forma ilegal y vino la policía y los tuvo que desalojar». Sus testimonios han puesto en alerta a los habitantes de La Guindalera sobre posibles precedentes.
Finalmente, los vecinos de La Guindalera reiteran su deseo de saber qué ocurrirá con el edificio de la calle Baviera. Insisten en que se les tenga en cuenta y en que se eviten situaciones como las descritas por otros barrios, especialmente «con estos precedentes» que tanto les preocupan.