Marcilla se convirtió esta madrugada del viernes en un foco de tensión y violencia. Los enfrentamientos, protagonizados por menas fugados del centro de acogida del Gobierno de Navarra, presidido por María Chivite (PSN-PSOE), y vecinos del municipio, volvieron a sembrar el caos en la localidad.
La situación estalló sobre las 23:30 del jueves en la plaza España, extendiéndose rápidamente por todo el pueblo. Los altercados, marcados por una violencia descontrolada, superaron la capacidad de respuesta de las autoridades locales, desatando una noche de miedo e inseguridad.
Un vecino alertó de una discusión inicial en la plaza entre menas y residentes, que pronto derivó en peleas con lanzamiento de piedras, sillas de bares y golpes con barras de hierro. Algunos implicados portaban incluso navajas y machetes, agravando la situación.

La Policía Foral desplazó patrullas desde Tafalla, Pamplona, Peralta y Tudela, junto a cinco unidades de la Guardia Civil, en un intento por contener los disturbios. Sin embargo, a esa hora, Marcilla ya era escenario de una auténtica batalla campal en sus calles.
Imágenes en redes sociales muestran el desorden: mobiliario urbano destrozado, lanzamiento de objetos como piedras y sillas de terrazas, y una creciente indignación entre los vecinos. Muchos llevan años soportando incidentes similares, pero anoche la situación se desbordó.
Los residentes de Marcilla han denunciado repetidamente su hartazgo ante esta problemática. Los menores, que se fugan del centro de acogida cada noche, han sido vinculados a robos, atracos y agresiones, alimentando un clima de inseguridad constante.
Este nuevo episodio de violencia reaviva el debate sobre el modelo de acogida en Navarra. Mientras algunos vecinos exigen medidas más contundentes, otros critican la falta de control del centro.
El malestar de los habitantes crece sin freno, y las intervenciones de la Policía Foral resultan insuficientes. Los vecinos exigen soluciones inmediatas, pues la paz y seguridad de Marcilla se ven cada vez más amenazadas por estos disturbios recurrentes.