Las fuerzas del orden intervinieron en la mañana del jueves 8 de mayo en un parking subterráneo ubicado en el bulevar Gaston Serpette, en Nantes, Francia, tras recibir el aviso de un vecino alarmado por olores desagradables. Al llegar, los agentes se encontraron con un escenario estremecedor, marcado por restos de carne cortada, cuerpos de cabras despedazados y un charco de sangre que se había extendido más allá de una lona colocada en el suelo.

La patrulla policial descubrió en el lugar a un inmigrante de 29 años y de nacionalidad maliense, quien fue inmediatamente detenido y puesto bajo custodia. Según una fuente policial de Nantes, «era como una carnicería salvaje, había sangre por todas partes». El recuento de los agentes confirmó que seis cabras habían sido degolladas por el sospechoso, quien afirmó que un amigo le había entregado los animales ya muertos para trocearlos con fines alimenticios.

El detenido aseguró desconocer que esta práctica estuviera prohibida y no tenía antecedentes en los registros policiales. Para llevar a cabo la tarea, se había provisto de varios cuchillos y hachas. El parking donde ocurrieron los hechos está alquilado por el Ministerio del Mar y La Poste, lo que añade un matiz particular al caso que aún se investiga.

Hasta el viernes por la mañana, la procedencia de las cabras sacrificadas seguía siendo un misterio para las autoridades. Las fuerzas del orden han informado a la Sociedad Protectora de Animales (SPA) y a Urgencia Maltrato Animal sobre el incidente. Por el momento, no se ha presentado ninguna denuncia formal en relación con lo sucedido.