La quema de una embarcación de inmigrantes en una hoguera en Moygashel, condado de Tyrone, desata polémica en Irlanda del Norte. Este acto ocurrió durante las tradicionales marchas de la Orden de Orange que comenzaron esta semana. La Policía autónoma (PSNI) investiga el hecho como un delito de odio y promete medidas firmes. Además, reafirma su compromiso de proteger a los inmigrantes y garantizar su seguridad en medio de tensiones crecientes.
Las celebraciones del ‘Doce de julio’ de la comunidad probritánica-unionista arrancaron la noche del jueves con disturbios. Grupos de personas preocupadas por la invasión migratoria han avivado la violencia reciente, dejando decenas de policías heridos e inmigrantes expulsados de sus hogares. Además de los desfiles, cientos de hogueras arden en barrios protestantes quemando efigies de rivales nacionalistas o la bandera tricolor irlandesa.
En Moygashel, la hoguera mostró una patera con maniquíes vestidos con chalecos salvavidas y pancartas como «Parad las pateras» y «Veteranos antes que refugiados». El arzobispo de Armagh, John McDowell, lo calificó de «racista, amenazante y ofensivo». Añadió que no representa el cristianismo ni la cultura protestante, sino que es «inhumano y anticristiano».
Patrick Corrigan, director de Amnistía Internacional en Irlanda del Norte, denunció la hoguera como un «acto vil y deshumanizante que alimenta el odio y el racismo». Sin embargo, el Comité de Hogueras de Moygashel defendió el añadido en la fogata. Pidieron no interpretarlo como racista u ofensivo, sino como una expresión de malestar por la crisis de inmigración ilegal en la región.
El superintendente de la PSNI, Jon Butcher, lanzó un llamamiento a la calma antes de los desfiles y hogueras. Busca que estos eventos sean seguros, respetuosos e inclusivos para todos. «No hay lugar para el odio ni la intimidación, solo para una celebración que una y no divida», afirmó. También destacó que esta tradición es una valiosa parte de la historia y cultura local de Irlanda del Norte.
La Orden de Orange conmemora el ‘12 de julio’ la victoria de Guillermo III sobre Jaime II en la batalla del Boyne de 1690. Sus marchas, a veces por zonas nacionalistas-católicas, suelen provocar disturbios. Con esta festividad, la comunidad unionista reafirma sus tradiciones y vínculos con el Reino Unido, que ahora está en riesgo por el Brexit y el repunte migratorio, según sus líderes.